jueves, 12 de febrero de 2009

Noticias de Flecha


Flecha está triste. Hace días que no ve a uno de sus caseros y lo echa de menos. Se pasa el día echada en el sofá sin ganas de nada, atenta a un ruido de llaves que indique que él ya está aquí, cuando lo oye levanta las orejas, pero no es él y su cabeza cae vencida por el desconsuelo. De repente se despierta, ¿quizá haya llegado y estando profundamente dormida no se haya dado cuenta?, se levanta, deambula por la casa creyendo verlo en cada rincón. Vuelve al salón, huele la comida, bebe agua. Él no está.

Recuerda el día que la cogió en brazos por primera vez, “¡Me eligió a mí!” pensó Flecha emocionada. Eligió él mismo su nombre con motivo de la forma que tiene la mancha blanca que adorna su frente. No dejaba de acariciarla, de perseguirla, de cogerla, de besarla. Esos recuerdos le producen una lágrima que cae redondeando su mejilla.

“¿Por qué se ha ido? ¿Ya no me quiere? ¿Volverá?” se pregunta. Mientras, espera. En su mirada triste y lejana guarda la esperanza de que un día vuelva a su casa, su hogar.